La gabarra del Athletic surcando la r�a de Nervi�n con los campeones de Copa
Ahora que ya lo hemos visto con nuestros propios ojos lo sabemos: no era una leyenda ni una fanfarronada. Por mucho que fueran de Bilbao, no exageraban los que estuvieron all� en el 83 y el 84. La gabarra es al f�tbol lo que el realismo m�gico a la literatura. Pura fantas�a, desmesura hasta el delirio y un disfrute tan sano como incomparable que se sale de lo establecido, m�s all� de todo tie
mpo y lugar.
Quienes no hab�amos tenido la suerte de vivirlo o de recordarlo dif�cilmente lo olvidaremos, con independencia de que seamos o no del Athletic. Aunque hoy lo somos un poquito m�s. Ese bendito anacronismo nos reconcilia a todos con las esencias del f�tbol, m�s necesarias que nunca en estos tiempos de rivalidades viscerales, pol�micas artificiales y desvergonzadas corrupciones.
Son los viejos c�digos de este deporte reclamando orgullosos su momento de gloria para reafirmarse.
Ninguna campa�a de marketing puede igualar la potencia de alcance del mensaje enviado al mundo entero por el mill�n largo de irreductibles athleticzales que han desbordado la r�a de su aldea.
Solo desde ese sentimiento de pertenencia tan personal�simo se puede explicar que en pleno 2024 los �dolos futbol�sticos se mezclen por las calles de Bilbao en una improvisada celebraci�n junto a los aficionados, cantando y bailando. O que un futbolista del Barcelona como I�igo Mart�nez viaje desde la Ciudad Condal para acompa�ar la gabarra desde su propio barco con su cuadrilla.
Una fiesta maravillosa. Enhorabuena, Athletic. Por esta Copa pero sobre todo por tener el coraje de seguir siendo t� mismo.